Parar en carretera, pero dónde


Cuando se viaja en coche se recomienda hacer una parada cada dos horas o 200 kilómetros, lo que pase antes. Muchas veces no decide uno dónde parar, sino que obliga el cansancio, el testigo de la reserva o el niño con una vejiga del tamaño de una nuez. Otras veces, cuando se disfruta del viaje, el camino se planifica alrededor de las áreas de servicio, ventas de carretera o fondas, dependiendo de si te mueve el afán culinario o la curiosidad entomóloga con interés en el hábitat de las moscas.

Desengañémonos, en la vida real no existen lugares tan salvajes como la Teta Enroscada, aunque prometemos peinar nuestras carreteras hasta encontrarlo. Conformémonos con algo en condiciones higiénicas y con paisajes decentes. Así las cosas, podremos clasificar nuestros altos en el camino en los siguientes grupos:

1. Aeropuertos de carretera. Las áreas de servicio han realizado un viaje en el tiempo hasta poner a nuestro alcance unas instalaciones de diseño y unos servicios de calidad que nunca antes soñábamos encontrar en nuestros desplazamientos. Un buen ejemplo lo está desarrollando de manera paulatina el Grupo Abades, que surgió hace 25 años en el camino de Sevilla a Granada y que hoy exhibe un concepto claramente rompedor a pie de autovía: Abades Áreas.

2. Ventas tradicionales. Durante unos años parecieron desaparecer del mapa, pero la nostalgia todo lo puede y hoy es posible desayunar una buena tostada con manteca con zurrapa y que te acompañe el resto del viaje.

3. Restaurantes gourmet. Son esas sugerencias que aparecen en la Guía Michelin o en la Guía Repsol (por ejemplo, aquí) y que representan en sí mismas una excusa para ponerse en carretera. Hay hasta una app (en realidad habrá varias, pero esta es de Anaya Touring y eso ofrece garantías).

4. Casa Manolo. Todos nos despistamos alguna vez y, buscando el área de servicio que creemos a pie de autopista, nos encontramos en el centro de algún pueblo. Eso es un arma de doble filo, porque creemos que a mayor oferta mayores posibilidades de acertar, pero al hincar el diente al guarrito piensas que es probable que hayas elegido mal precisamente cuando todo estaba a tu favor. Ante la duda, elige Casa Manolo, a una marca con tantas franquicias (al menos una en cada pueblo) no le puede ir mal.

5. Donde haya camioneros. Es la regla de oro del comensal en itinerancia y no somos nadie para desoírla. El problema es que esta es una categoría transversal. Aun así, algunos han sentido el espíritu de divulgación y han editado su propio libro.

Y a ti, ¿dónde te gusta parar?

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