El Rally Dakar ya no recorre África camino del lago Rosa, pero sigue siendo salvaje. En el deporte híper profesionalizado, donde la competitividad y los cantos de sirena de los grandes patrocinadores conduce a las estrellas al doping y a tupés imposibles, todavía hay gente que se deja la vida –literalmente– en el Dakar. Esos mismos intereses económicos o políticos movieron la línea de salida desde París a la del mejor postor, y lo mismo ocurrió con la de llegada, pero su destierro definitivo tuvo otras razones más graves a partir de 2009. No obstante, aunque en Argentina, Bolivia o Chile no aparece por ninguna parte el topónimo, la pasión del motor y la aventura sigue encendida en sus indómitos paisajes. Sigue la carrera aquí.
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